domingo, 25 de marzo de 2012

Todo parecía quedar reducido a un punto, pero una vez instalado en él, diez mil puntos revolotearon: tan silenciosos y transparentes que tan solo los avistaron los que mantenían alerta su mirada.
Enseguida comprendí que todo coincidía en el mismo punto. Desde ese momento dejó de existir  arriba,  abajo, éste o aquél. Fue entonces cuando la mirada siguió el compás del  albatros: vuelo alto sin apenas aleteo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Al oir las pisadas de aquel río me acerqué a beber de sus aguas, pero cuando me vi mirándome comprendí que no éramos solamente dos, sino legión.

jueves, 22 de marzo de 2012

Cerré la boca al ver que por allí goteaban pensamientos que nunca debieron brotar; después, subí dos peldaños y, definitavamente, ignoré su nidal.
Hay un momento tan especialmente luminoso que cualquiera podría alimentarse exclusivamente de ese tiempo azul.
La simple caricia de sus suaves dedos me bastaron para doblar aquel día y guardarlo en el recuerdo.
Caminaba con la única intención de rebasar mi sombra: buscaba la absoluta soledad. Ahora, sin embargo, entre la multitud, alegremente, lo he conseguido: no queda nadie hasta el horizonte.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Vi que cabalgaban sobre nubes repletas de tormenta, y cuando el rayo espoleó aquella silueta, una gota resbaló indecisa hasta conseguir inundarlos.
Como utilicé la mirada habitual llegué a confundir los colores, pero bastó distanciarme del entendimiento para que lo que parecía blanco fuese realmente de ese color.

domingo, 18 de marzo de 2012

 
Sobre mis pétalos anudé una cruz  en recuerdo de Aquél que abrió uno de los senderos que conducen a la cima, esa que todos anhelamos para poder distanciarnos del polvo de camino.
Prefiero dos raciones de frío y lluvía a tener que cubir mi piel. Ya utilicé la seda y creó una infranqueable frontera que impedía el abrazo.
Crucé mis dedos, no para que anidase la buena suerte sobre mi hombro, sino para poder encauzar aquel arroyo de milagros hacia lo inimaginable.
Parecían espinas, pero  conseguí ignorarlas con tanto anhelo que al echarme sobre ellas comprobé que eran tiernos pétalos.

viernes, 16 de marzo de 2012

Todos callaron para recolectar los sonidos más frecos de la mañana, solo entonces los mejores momentos anidaron sobre aquel día.
Me acerqué tanto al acantilado que comprendí que nunca existió esa altura de vértigo de la que tanto me hablaron. Entonces eché a andar y estuve caminando sobre un momento tan eterno como deseable. Aunque creo que aún estoy allí.