domingo, 22 de enero de 2012

Incluso cuando decido abrir los ojos no dejo que se posen en ellos las rapaces, esas que suelen estriar la mirada, única herramienta con la que voy levantando esta nada que creo ver.
Afilé tanto mi mirada que llegó a herirme antes a mi que a mi enemigos, sobre quién pretendí lanzarla a modo de guadaña.
Cuando un instante pretende evadirse, para no cargar con el peso de la debida obligación, lo anudo firmemente: bien contando  "pétalos" de margarita, bien escuchando cómo dibujan su sombra en la pardera.

viernes, 13 de enero de 2012

Tan tímidamente me acerco a ti que nunca notas mi presencia, esa es la forma que he elegido para no dejar huella: envolverme en una transparente ausencia.

Hay un camino que conduce hasta una pradera inmensa, donde suelen apilarse colores lentamente hasta formal ese arco que solo sueles ver en días de llovizna.

Cansado de ser sombra, con un impulso decidido levanté todo cuanto crees ver y tocar, juego momentáneo que, cuando decida, volveré a diluir en ese gris que tu ya conoces

Ahora, cuando puedo derrochar el tiempo, hago inversiones de futuro: busco praderas salpicadas de blanco, luego, cuento margaritas y, muy satisfecho, regreso a casa. Ese es mi día a día.

Decidí anudar esa melodía que ahora ves revolotear en torno a mi, porque me invita a realizar esta danza sobre que la me apoyo, esa que me mantiene en un equilibrio permanente.